viernes, 15 de julio de 2011

¿Por qué Medusa?

La mitología griega siempre causa fascinación a quienes se dejan seducir por ella. Según establecen varios autores importantes del tema, cuenta los avatares de una gran familia disfuncional, aunque, por supuesto, divina e inmortal. Los antiguos mitógrafos se dedicaron a darle forma a estos deliciosos chismes que sobrepasan por mucho las intrigas tibias y apocadas de las horribles telenovelas que tanto gustan.



El caso de Medusa es particularmente interesante. Medusa era una de las tres hermanas Gorgonas quien, según cuenta Ovidio, era bellísima en extremo. Uno de sus mejores atributos era su hermosa cabellera rubia y abundante. Por ello, el dios del mar, Poseidón [Neptuno para los romanos] la violó en el templo consagrado a Atenea [Minerva para los romanos], diosa de la sabiduría y de la guerra táctica. Atenea se enfureció de tal manera que convirtió a Medusa en un monstruo: su precioso cabello se transformó en horribles serpientes. De ahí en adelante, el hombre que osara mirar a Medusa se convertiría en piedra. Sin embargo, con la ayuda de Atenea misma, y de Hermes [Mercurio para los romanos], un joven semidiós llamado Perseo (hijo de Zeus y la mortal Danae), decapitó a la desafortunada Gorgona



quien, a pesar de morir, no perdió la capacidad de petrificar, por lo que se convirtió en un arma poderosísima que Atenea adoptó como blasón.



Como se sabe, todos estos mitos grecorromanos fueron difundidos por los poetas, por lo que son profundamente metafóricos. Es por esta razón que Medusa representa muchísimas cosas que iré comentando y descubriendo a través de mis entradas, además de todo lo que implica la imagen serpentina que la representa. Por ahora adelanto que su poder de atracción es tan avasallante que petrifica a quien la mire, por lo tanto, es deseada y temida a la vez; aquello que no podemos dejar de mirar por su extraordinario poder de seducción, pero que, simultáneamente, puede aniquilarnos de golpe. Ambigua y polisémica, su sangre tiene la propiedad de matar y de revivir...



No en balde la diosa de la sabiduría (nada más y nada menos) la escoge como escudo.

La fuerza inspiradora de esta figura, convertida en monstruo por la debilidad masculina, no puede menos que inspirarme a tomarla yo también como símbolo y emblema de este proyecto que ahora comienzo.

3 comentarios:

José H. Cáez Romero dijo...

Bienvenida a la blogósfera! Soy tu primer fan, lo sabes! Besos y abrazos!

Guzmano dijo...

Ivette me encanta el blog....
Hubiese querido ser profesor de historia y literatura..aqui tienes otro fan....
Exito y besos

Ivette Martí Caloca dijo...

Muchas gracias a ambos por sus comentarios.